Qué ver en Sevilla

La Giralda

Es automático: pensar en Sevilla es directamente imaginarse la Giralda. Este alminar de la antigua mezquita de 1184 de casi 100 metros de altura es, en la actualidad, el campanario de la catedral y uno de los iconos de la ciudad. No tiene escaleras, tan solo unas rampas anchas por donde antiguamente se podía subir a caballo.

Aquí se puede disfrutar de las vistas más espectaculares sobre la ciudad y apreciar bien de cerca este monumento Patrimonio de la Humanidad, con su perfecta fusión de estilos almohade y renacentista. No te puedes ir de la Giralda sin saludar al popular Giraldillo. La emblemática estatua femenina de bronce renacentista que corona la torre representa el triunfo del cristianismo sobre la religión de Mahoma.

¿Sabías que la Giralda está inspirada en el alminar de la mezquita de Kutubia de Marrakech? Aunque el templo marroquí no es tan alto como el sevillano, dicen que sirvió de musa para su construcción.

El panorama desde arriba de la torre es abrumador, sin duda, pero si lo que quieres es tener una magnífica vista de este famoso monumento, tienes que subir a la terraza de El Corte Inglés del Duque. Es la más sobrecogedora.

Catedral de Santa María de la Sede de Sevilla

Este imponente templo medieval es el más grande del mundo de estilo gótico. En 1248, tras la conquista de la ciudad, la Mezquita Mayor fue convertida en catedral y en el siglo XV se sustituyó el edificio por una iglesia cristiana en toda su forma. Es especialmente bella por la mezcla de estilos en la que está construida. En ella se pueden visitar, entre otros atractivos, la tumba de Cristóbal Colón y la de Alfonso X el Sabio.

El espléndido retablo mayor, el impresionante coro, las capillas laterales y las portadas son medievales, de estilo gótico. Más tarde, durante la época renacentista, se añadieron la capilla real, la sala capitular y la sacristía mayor. Después de años, se construyó el sagrario en estilo barroco y, por último, se incorporó a principios del siglo XVIII el pabellón de oficinas neoclásico.

Nuestra recomendación es, sin duda, el patio de los naranjos. El antiguo sahn de la mezquita, en donde se realizaban las abluciones de los musulmanes, es un oasis de paz si te dejas envolver por su espiritualidad y los relajantes sonidos del agua, chocando suavemente contra la roca de la pileta visigoda.

Torre del Oro

La Torre del Oro de Sevilla data del siglo XIII, fue el gobernador almohade Abud el Olá quien mandó construirla. Esta torre fue declarada monumento histórico-artístico en 1931. Su función era defensiva, aunque posteriormente se usó como capilla, prisión de nobles, almacén de pólvora, oficinas de la Capitanía de Puerto y Comandancia Naval. Hoy en día alberga en su interior el Museo Marítimo de Sevilla, éste tiene dos plantas y una terraza con vistas panorámicas de la ciudad. Podemos encontrar piezas muy interesantes que dejan ver la importancia que tuvo Sevilla en la historia de la navegación.

La Torre Del Oro se encuentra a orillas del río Guadalquivir, mide 36 metros de alto y 15,20 metros de diámetro. Posee tres partes diferentes ( la primera, la más grande, fue construida en el siglo XIII por los almohades y tiene 12 lados; la segunda es una construcción posterior, concretamente del siglo XIV bajo el mandato del rey Pedro I el Cruel, y al igual que la primera parte tiene 12 lados; la tercera parte es la más nueva ya que se realizó en la restauración de 1760, tras el terremoto de Lisboa de 1755 que causó daños a la torre, tiene forma cilíndrica a diferencia de las otras dos partes, y acaba en una cúpula).

Las crecidas del río han afectado a la torre debido a su localización tan próxima, por ello se pueden ver unas placas que se han colocado en el exterior que marcan los niveles a los que llegó el agua. La torre ha tenido varias restauraciones entre ellas la de 1760 que se ha comentado en el párrafo anterior, la de 1900 que la llevó a cabo Carlos Halcón, la de 1969 ya que ocurrió otro terremoto, la de 2005, que es la restauración más reciente, donde se eliminaron las escaleras que rodeaban la torre por el exterior, se restauró la puerta, se modificó el acceso asentando los peldaños… 

¿Por qué se dice que es una torre “albarrana”? Porque estaba unida a otra torre: la Torre de la Plata y ambas formaban parte de la muralla de la ciudad. Fue en el año 1868 cuando quedaron aisladas la una de la otra. La Torre de la Plata se vio muy afectada por este hecho ya que se abandonó y comenzó su deterioro. En 1992 La Torre de la Plata y sus alrededores fueron restaurados con motivo de la Exposición Universal.

Como la mayoría de edificios emblemáticos, entorno a la historia de la Torre del Oro giran leyendas, la más famosa hace precisamente referencia a su nombre. Se dice que la torre estaba cubierta de azulejos dorados y que cuando les daba la luz del sol brillaban tanto como el oro. En realidad, sabemos que esto es falso ya que la torre estaba recubierta de cal y paja prensada y parece ser que eran las hebras de la paja lo que hacía lucir ese brillo cuando daba la luz. Los almohades no construían con materiales caros, pero, tenían sus métodos y eran grandes constructores incluso con materiales pobres.

¡No te pierdas este interesante punto de la ciudad ni la historia y riqueza del patrimonio de Sevilla que podrás disfrutar en nuestro interesante Free Tour! Disfrutarás de una experiencia dinámica que no olvidarás.

Plaza de España de Sevilla

Ya lo dijo Alfonso XIII al verla por primera vez: “Señores, yo sabía que esto era bonito… pero no tanto”. La grandiosidad de la plaza de España sevillana la hace uno de los monumentos más majestuosos de la Perla del Guadalquivir. Este conjunto arquitectónico se construyó como sede de la Exposición Iberoamericana de 1929 y, aunque se quiso instalar aquí la Universidad Laboral, al final acabó siendo sede de otros organismos administrativos.

Tan solo el mero hecho de entrar en esta plaza es una experiencia emocionante por su inmensidad y espectacularidad. A lo largo de su diámetro están todas las provincias españolas representadas en los bancos de azulejos, buscar la tuya puede ser una manera francamente divertida de descubrir este lugar. Las paredes de los edificios están decoradas con bustos de españoles ilustres y los cuatro puentes sobre el canal representan los antiguos reinos españoles. Es muy divertido recorrer el canal que la rodea en una de las barcas de remos que se alquilan allí mismo. ¡Una actividad la mar de romántica!

¿Sabías que la plaza de España se ha usado como localización de algunas películas? Seguro que si eres fan de Star Wars la has podido reconocer disfrazada de planeta Naboo en el Episodio II: El ataque de los clones.

Puente de Triana

Es una de las maneras más hermosas de entrar en el famoso barrio de Triana. En realidad, se llama Puente de Isabel II, porque se construyó con hierro forjado en la época de la monarca y es el más antiguo de España hecho en este material.

En el lugar donde está construido había un puente desde el Califato en 1171. En aquel entonces tan solo era una pasarela sostenida sobre barcas, y no fue hasta 1845 cuando se construyó en la forma actual, inspirado en el desaparecido Puente del Carrousel de París. Vale la pena este placentero paseo, sobre todo porque su interés queda manifiesto desde que en 1976 fue considerado Monumento Histórico Nacional. También es curioso pasar por el decorado de la famosa escena de la calesa de la comedia Ocho apellidos vascos.

Real Alcázar de Sevilla

La residencia real por antonomasia es uno de los edificios más antiguos de Sevilla y uno de los más bellos. Su forma actual se empezó a construir en el año 713, tras la conquista árabe de la ciudad. Pero antes ya había habido en el mismo lugar un asentamiento romano, uno visigodo y una basílica paleocristiana. Fue construido en diversos estilos, teniendo en algunas de las construcciones bastante parecido con la Alhambra de Granada. Tras la Reconquista, se siguieron construyendo salas y palacios en estilos gótico y mudéjar. En 1987 fue declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Además, aquí es donde se aloja la familia real cuando está de visita en Sevilla y ha sido escenario de películas y series, como Alatriste o Juego de Tronos. Si solo tienes 2 o 3 días (un fin de semana) para visitar la ciudad, éste es uno de los lugares que ver en Sevilla y deberías anotarlo en rojo en tu guía de viaje.

Una de las atracciones más visitadas del Alcázar son sus jardines milenarios, repletos de naranjos y palmeras, fuentes y pabellones donde darse un respiro del calor sofocante en verano. Los Jardines del Naranjal, el Estanque de Mercurio, el Cenador de la Alcoba o la Fuente de Neptuno nos darán la paz y el descanso necesarios para poder recuperar la energía necesaria para seguir descubriendo nuestro destino.

Si da la casualidad de que estás allí en verano, puedes tener el privilegio de disfrutar de los conciertos al aire libre durante las “Noches en los Jardines del Real Alcázar”. Estos conciertos de varios artistas con diversos estilos musicales, que van desde el jazz hasta la música folk, son realmente una experiencia única en un marco incomparable, y la entrada se puede reservar online.

El Archivo de Indias

En 1785 el rey Carlos III decidió reunir en un solo edificio toda la documentación existente sobre las colonias españolas y así fue creado el Archivo de Indias, que quedó ubicado desde entonces en la Casa Lonja de Mercaderes de Sevilla. Si eres aficionado a la historia, no te puedes perder la visita a este magnífico edificio Patrimonio de la Humanidad, ya no solamente por su interés arquitectónico, también por su contenido. En este archivo se conservan unos 43.000 documentos, algunos escritos por Colón, Magallanes o Pizarro, 80 millones de páginas y 8.000 mapas. ¡Si los pusiéramos unos al lado de otros en una fila, ocuparían más de nueve kilómetros!

En sus paredes externas hay unos curiosos grafitis antiguos, los llamados vítores, que se usaban para conmemorar celebraciones o como recuerdo para los que habían conseguido un doctorado.

Parque de María Luisa

Cuando necesites una pausa, no lo dudes, acércate al Parque de María Luisa, el pulmón verde de Sevilla, a regalarte un picnic. En su origen, este parque formaba parte los jardines privados del Palacio de San Telmo hasta que la infanta María Luisa Fernanda de Borbón lo donó a la ciudad. Más tarde se le encargó al ingeniero Jean-Claude Nicolas Forestier su reforma y así se convirtió en este espacio romántico que recuerda a los Jardines del Generalife. En 1929 se construyeron la plaza de España y la plaza de América para la Exposición Iberoamericana, aumentando si cabe su atractivo.

El parque, repleto de plantas, bancos de azulejos y fuentes al estilo árabe, tiene una extensión de 34 hectáreas y es un auténtico paraíso para paseantes. Gracias a su enorme superficie, Sevilla tiene uno de las ratios más altos de zona verde por habitante de España. Además, es un lugar en el que te puedes encontrar turistas dando un paseo y disfrutando de la naturaleza, así como pedidas de mano en uno de los rincones más especiales del parque… Todo es posible si se trata de Sevilla.

¿Sabías que durante los años 50 el parque era un zoológico? Pues sí, aquí se podían ver diferentes animales salvajes y exóticos. En los años 60 se trasladaron todos los animales a otras instalaciones y se cerró, volviendo a convertirse en un parque por el que poder perderse en pleno centro de Sevilla.

El barrio de Triana

No se puede visitar Sevilla y no ir a Triana. Este vecindario tan popular tiene carácter propio y eso se ve a simple vista, simplemente cuando te sientas en una terraza a disfrutar de unas tapas observando su gente y el ambiente.

Cuenta la leyenda que Hércules se enamoró perdidamente de la diosa Astarté y que esta, huyendo del acoso del héroe, se escondió en la orilla del Guadalquivir (Betis en aquella época) y fundó así Triana. Hércules no se rindió tan fácilmente y se asentó en la otra orilla, formando así la ciudad de Híspalis, la futura Sevilla.

Una cosa es cierta en la leyenda: esta zona era en época romana un asentamiento independiente de Híspalis y hasta la época almohade no hubo ningún puente que la uniera a la ciudad. Esta separación física, con el Guadalquivir en el medio, es lo que ha hecho seguramente de Triana un lugar tan especial y con una identidad propia muy fuerte.

Algunas de las expresiones de esta identidad son artísticas, por eso se considera este barrio la cuna de numerosos artistas del flamenco y de una maravillosa cerámica única, fruto de la fusión de diferentes técnicas orientales y occidentales. Una pieza de esta cerámica puede ser el regalo o recuerdo perfecto para llevarse de vuelta a casa.

Además de disfrutar de sus calles y plazas de por sí, hay muchos lugares interesantes. El mercado es siempre un lugar donde tomar el pulso al barrio, pero este, además, está ubicado encima de lo que fue el Castillo de San Jorge, sede de la Inquisición desde 1481.

Dicen que fue en Triana en donde se formaron los navegantes que eran parte de las expediciones de Colón, Magallanes y Elcano, por eso se puede ver en la plaza de Cuba una esfera conmemorativa que marca el lugar desde donde partió Magallanes a realizar la primera vuelta al mundo en barco.

Barrio de Santa Cruz

Adentrándote en su corazón, pasarás por lugares con nombres tan sugerentes como la calle de los Besos, la calle Verde, o la plazoleta de Santa Marta, donde encontrar la paz y poderse imaginar la historia de amor de don Juan y doña Inés, ubicada en este mismo barrio, o reconocer los rincones convertidos en escenarios de películas como Nadie conoce a nadie.

Lo mejor es dejarse llevar y perderse para encontrar los tesoros de los patios y plazuelas, pero si algo tienes que visitar es la Cruz de la Cerrajería, en la plaza de Santa Cruz, una auténtica obra de arte de hierro forjado de 1692. Una réplica de esta es con la que la Hermandad de Santa Cruz abre la procesión del Martes Santo.

Si quieres pasear sin rumbo por algún lugar de Sevilla, te recomendamos que sea en el barrio de Santa Cruz. Catalogado como uno de los lugares imprescindibles que visitar por los miles de viajeros que viajan a la capital andaluza y salen maravillados por el arte, el color y la cultura que se respira en sus calles.

El Palacio de la condesa de Lebrija

La propietaria de esta casa del S.XVI, la condesa de Lebrija, era una ferviente aficionada al arte y a la arqueología, por eso decidió decorar la casa con los motivos y los restos arqueológicos que fueron apareciendo en sus tierras. El palacio se convirtió en una auténtica colección de arte y arqueología que va desde restos de ánforas, columnas y bustos grecorromanos, pasando por piezas árabes hasta llegar a obras pictóricas de la importancia de Van Dyck, Bruegel o la Escuela de Murillo.

El bellísimo patio principal es en donde está el mayor tesoro del edificio: un gran mosaico romano con diversos medallones en el cual se encuentran representadas algunas escenas de la mitología romana.

El Antiquarium

En 2011 se inauguró este yacimiento arqueológico en el que se pueden visitar los vestigios romanos de Híspalis, que quedaron al descubierto durante la primera fase de construcción del Parasol Metropol. El lugar expone restos de viviendas, mosaicos y murales que datan de los siglos I a VI. Especialmente interesante es el mosaico de la Medusa, ubicado en la Casa de la Columna.

Este espacio diáfano ubicado en las Setas de Sevilla también cuenta con zonas de los siglos XII y XIII, la época andalusí, así como mucha información sobre la Edad Media, Moderna y Contemporánea. Pasear por sus 400 metros cuadrados de pasarelas es ideal para obtener una visión global de la historia de la ciudad sin dejarse ninguna época por el camino.

La Casa de Pilatos

Este palacio es una mezcla perfecta de estilos renacentista italiano y mudéjar español. El heredero de este edificio, el marqués de Tarifa Fadrique Enríquez, después de hacer un viaje por Italia en el s. XVI, volvió a Sevilla muy entusiasmado con el tipo de arquitectura que había observado allí, y quiso copiar el mismo estilo en las decoraciones y las ampliaciones que construyó en esta magnífica casa. Es un lugar estupendo para poder hacerse una idea de cómo era el estilo de vida que tenían los nobles de la época y descubrir una vasta colección de arte.

Cuenta la leyenda que debe su nombre a que el marqués había contado los pasos entre la casa original de Pilatos hasta el monte Calvario y comprobó que exactamente el mismo número de pasos separaba su palacio de la Cruz de Campo. Así empezó a realizarse un Via Crucis desde allí y dicen que éste es el origen de las espectaculares procesiones de la Semana Santa sevillana.

Las Setas de Sevilla

La estructura gigantesca de madera ubicada en la Plaza de la Encarnación debe su nombre popular a su parecido con unas setas. En realidad, el nombre oficial es Metropol Parasol y consiste en unas arriesgadas estructuras muy modernas de unos 26 metros de alto por las que se puede subir a un mirador, una sala de eventos y locales de restauración dentro de sus cinco niveles.

En el primer nivel podrás visitar el museo arqueológico Antiquarium, preguntar cualquier duda en el Punto de Información Turística, comprar recuerdos en la tienda oficial Setas de Sevilla y acceder a los ascensores para subir a los siguientes niveles. En el segundo nivel se encuentran el Mercado de la Encarnación con numerosos restaurantes, bares y cafeterías. En el tercer nivel está la plaza Mayor que queda a la sombra y está pensada para realizar eventos públicos de todo tipo. En el último nivel se encuentra el Mirador a 28.5 metros de altura, que ofrece una estupenda oportunidad para ver Sevilla desde una perspectiva diferente a vista de pájaro.

Es muy interesante observar el contraste extremo entre la ciudad antigua, con sus calles estrechas y sus piedras, y esta obra de arte de la arquitectura contemporánea llena de espacio y de luz. Una parada obligatoria para cualquier viajero que se precie sobre todo porque lo consideramos como uno de los lugares imprescindibles que visitar en Sevilla en cualquier época del año.

El Museo de las Artes y Costumbres Populares

Este museo que está ubicado en el Pabellón Mudéjar de la Exposición Iberoamericana de 1929 fue creado para exponer y estudiar una enorme y valiosa colección de objetos artesanos y otros bienes inmateriales que constituyen el patrimonio cultural popular andaluz. Aquí es donde tienes que ir si quieres conocer como un experto la cultura andaluza y sus costumbres. Fue creado en 1972 y tiene unas colecciones muy interesantes de cerámica, pinturas, postales y juguetes. Una de las más importantes y extensas es la colección Díaz Velázquez de encajes y bordados. El Ayuntamiento de Sevilla tiene aquí expuestos los carteles de las fiestas primaverales de la ciudad.

Hay una sala dedicada a exposiciones temporales, una biblioteca, un aula pedagógica, una sala de proyecciones, una recreación de una bodega de vino y una sala de informática en donde poder usar ordenadores para consultas de las colecciones.

Cómo llegar a Sevilla

p>Sevilla es una ciudad a la que se puede llegar de diferentes maneras, tanto si lo haces desde España como si vienes desde el extranjero. Los medios de transporte más habituales son en avión, en tren, en autobús o en coche.

La ciudad de Sevilla se distingue por el flamenco y por su clásico, pintoresco y muy alegre barrio de Triana. Al visitar la ciudad se observa con interés el esplendor de sus épocas doradas, cuando el influjo musulmán llenó  de luz y esperanza a la comunidad de Andalucía, momento el cual el resto de Europa se encontraba sumida en la sombra de la Edad Media. ¿Quieres saber cómo llegar a Sevilla? ¡Sigue leyendo!

Hay distintas formas de ir a Sevilla, ya sea por coche, autobús o avión. Toma nota de la vía que mejor te convenga según del sitio de tu partida. 

¿Cómo llegar a Sevilla en coche?

Trasladarse a Sevilla por carretera es una buena opción para tomar en cuenta, porque se tiene una gran infraestructura y es muy fácil moverse entre sus autovías y autopistas. Si el recorrido es a Sevilla desde Madrid se debe tomar la A-4, esta autovía conecta la capital con la comunidad autónoma andaluza. Si se quiere viajar desde Mérida, se debe tomar la A-66 que se conecta con la A-5 que también se comunica con Madrid. Sevilla y Cádiz están comunicadas por la A-4 y la E-5 y Granada y la Costa del Sol están comunicadas por la autovía A-92 con Sevilla.

¿Cómo llegar a Sevilla en avión?

El aeropuerto lo encontramos ubicado a unos 10 kilómetros del norte de la ciudad de Sevilla. Este aeropuerto conecta con ciudades como Valencia, Barcelona, Madrid, Bilbao, París, Milán, Roma y Londres. 

¿Cómo llegar a Sevilla en tren?

Si se puede llegar a Sevilla en tren y es muy cómodo, ya sea en el regional o en el AVE, que es el de alta velocidad. El trayecto entre Sevilla y Madrid dura dura como dos horas y media aproximadamente. El AVE  conecta con la ciudad de Barcelona y pasa por Zaragoza. La estación de tren en Sevilla es la Estación de Santa Justa, está ubicada en la Av. de Kansas City, a pie del casco antiguo (está muy cerca).

¿Cómo llegar a Sevilla en autobús?

Sevilla tiene dos estaciones de autobuses, la Estación de la Plaza de Armas y la Estación de Autobuses Prado de San Sebastián. Las dos operan modelos diferentes para todo tipo de necesidades de los viajeros. 

La estación de autobuses de Plaza de Armas es la más importante, ya que tiene numerosos trayectos diarios tanto nacionales como internacionales. Mientras que la otra tiene líneas regulares y de ámbito regional. 

¿Cómo llegar al centro de Sevilla desde el aeropuerto?

La ciudad de Sevilla cuenta con muy buenas vías de comunicación. Tanto el transporte terrestre como el transporte aéreo ayudan a tener un cómodo y fácil acceso a la ciudad desde el aeropuerto. 

En bus hasta el centro de Sevilla

Frente a la sala de llegadas del aeropuerto sale un autobús hacia Sevilla. El trayecto pasa por la Estación Santa Justa, y termina en la Estación Plaza de Armas (al oeste del centro de Sevilla). Esta misma ruta también pasa por el caso histórico, por lo que para ello es recomendable bajarse en Marqués de Paradas o en la parada Paseo Colón. Al centro de la ciudad se tarda unos 35 a 40 minutos y los buses salen con una frecuencia de 12 minutos. 

En taxi o con traslado privado hasta la ciudad

El traslado en taxi dura alrededor de 15 o 20 minutos desde el Aeropuerto de Sevilla a la ciudad. Es más cómodo que en transporte público, pero a su vez es significativamente más caro. 

Sin embargo, si el dinero no es problema, otra forma de llegar al centro de Sevilla desde el aeropuerto y cómodamente es con un traslado privado. Se trata de un servicio premium que se encuentra en las llegadas del aeropuerto y que cuenta con chofer privado para los viajeros. 

Preguntas Frecuentes sobre Sevilla