Qué ver en París

La Torre Eiffel

Construida con motivo de la Exposición Universal de 1889, la Torre Eiffel es, sin duda, el símbolo de la ciudad. Se trata de una construcción de hierro que se alza en 324 metros de altura dominando París desde el Champ-de-Mars.

El monumento más visitado del mundo fue diseñado por Gustave Eiffel y su construcción se extendió a lo largo de dos años. En los comienzos, la Torre Eiffel fue fruto de controversias entre los artistas del momento quienes la consideraban monstruosa.

Tanto es así, que una vez concluida la exposición y, debido a su escasa rentabilidad, se planteó la probabilidad de derruirla en distintas ocasiones.

No obstante, a principios del siglo XX y, con la llegada de las dos guerras mundiales, las autoridades hallaron utilidad a la Torre. Se instauró como antena de radiodifusión y, gracias a ella, se captaron mensajes que ayudaron a los países aliados.

Excepto para las personas que sufran vértigo, subir a la Torre Eiffel te brindará una experiencia irrepetible y única. Tienes la posibilidad de acceder a su cúspide bien por ascensor o bien por escaleras, aunque si te decides por la segunda opción, debes saber que tienes que salvar 1665 escalones.

En el caso de que optes por subir andando, solo podrás acceder a las dos primeras plantas. Los mejores instantes para subir a la Torre son a primera hora de la mañana o bien al atardecer, cuando puedes disfrutar del París iluminado en todo su esplendor.

El Museo del Louvre:

Su inauguración data de finales del siglo XVIII. Desde entonces, se ha convertido en el museo más relevante de Francia y uno de los más concurridos del mundo, con más de 8 millones de visitantes al año.

Este lugar imprescindible de la capital francesa alberga obras de arte desde la Edad Media hasta 1848.

El Museo del Louvre se levanta en una fortaleza del siglo XII que se extendió y amplió en diversas ocasiones. Previamente a su conversión en museo, algunos reyes como Carlos V o Felipe II emplearon el palacio como residencia real, lugar donde guardaban sus colecciones artísticas.

Una vez que la residencia real se trasladó al Palacio de Versalles, el imponente edificio de 160 000 metros cuadrados empezaría un proceso de conversión en uno de los museos más importantes del mundo.

En 1989 se levantó una pirámide de cristal que quebró la monotonía de los enormes bloques grises del museo. Esta sirve actualmente como puerta de acceso al museo.

La inmensa colección que alberga el Louvre está dividida de manera temática en diversos departamentos: antigüedades de Oriente, de Egipto, de Grecia, de Roma y etruscas, historia del Louvre y el Louvre medieval, pintura, objetos, escultura, artes gráficas y arte del Islam.

Entre las obras que podrás admirar, destacan La Gioconda de Leonardo Da Vinci, La Libertad Guiando al Pueblo de Delacroix y Las Bodas de Caná de Veronés.

Notre Dame: La joya gótica de París

La catedral de Notre Dame se perfila como exponente de las catedrales góticas del mundo. En concreto, como una de las más antiguas. Sus torres te ofrecen unas vistas inigualables de París.

Levantada entre 1163 y 1245, su nombre se traduce como Nuestra Señora y está consagrada a la Virgen María.

Durante sus ocho siglos de trayectoria histórica, la catedral ha experimentado reformas en varios momentos. La más relevante fue la de mediados del siglo XIX. A lo largo de estos años, se cambiaron los arbotantes, se insertó el rosetón sur, se agregaron estatuas y se reformaron las capillas.

Notre Dame ha acogido importantes acontecimientos históricos: la coronación de Napoleón, la beatificación de Juana de Arco y la coronación de Enrique VI de Inglaterra.

El 15 de abril de 2019, la catedral fue pasto de las llamas. Este grave incendio ocasionó importantes daños en el tejado y derruyó la aguja de la torre principal.

La catedral alberga dos torres de 69 metros en su fachada. Si accedes a la parte superior de estas, puedes apreciar las fantásticas vistas, además de visitar el campanario donde residió el Jorobado de Notre Dame, así como ver de cerca las múltiples gárgolas.

Notre Dame ha acogido importantes acontecimientos históricos: la coronación de Napoleón, la beatificación de Juana de Arco y la coronación de Enrique VI de Inglaterra. La catedral alberga dos torres de 69 metros en su fachada.

El Arco del Triunfo

El Arco del Triunfo se esboza, junto a la Torre Eiffel, como el monumento más representativo de París. Con un tamaño de 50 metros de alto y una base de 45 por 22 metros, es la enseña de las victorias del ejército francés guiado por Napoleón.

Su construcción se extendió durante 30 años: Napoleón mandó su construcción en 1806 al concluir la batalla de Austerlitz y el Arco se terminó durante el mandato de Louis-Philippe.

El Arco del Triunfo ha atestiguado un sinnúmero de momentos históricos. Entre ellos sobresalen el paso de los restos mortales de Napoleón en diciembre de 1840 y los desfiles militares de las dos guerras mundiales en 1919 y 1944, respectivamente.

En su base puedes observar la Tumba del Soldado Desconocido, un monumento levantado en 1921 que, a través de un fuego siempre encendido, simboliza a todos los franceses que fallecieron en la Primera Guerra Mundial y jamás fueron identificados.

En los cuatro pilares que lo integran puedes apreciar los nombres de las batallas ganadas por los ejércitos napoleónicos y los 558 generales franceses, alguno de los cuales fallecieron en combate y que se encuentran subrayados.

Para llegar al Arco del Triunfo, nuestra recomendación es que emplees los pasos subterráneos que salen de las diferentes avenidas. No tratéis de cruzar por la calle, ya que esta es una de las más peligrosas del mundo, tanto para los peatones como para los coches.

El Panteón

Edificado entre 1764 y 1790, el Panteón fue el primer sitio desde el que se podía divisar París. Situado en el Barrio Latino, fue concebido con la intención de conjugar la sencillez de la arquitectura gótica con la majestuosidad de la arquitectura griega.

Si te detienes en su historia, comprobarás que fue empleado para diversas funciones: por ejemplo, en el siglo XIX se destinó tanto para usos patrióticos como religiosos, dependiendo del régimen político.

Tanto su silueta como su cúpula sobresalen en la montaña Sainte-Geneviève. Esta antigua iglesia, donde se rendía culto a la patrona de París, acoge en su cripta un mausoleo de los grandes personajes de la república. En él yacen personalidades como Víctor Hugo o Marie Curie.

Puedes dividir la visita al Panteón en dos partes:

• El interior del edificio, en el que impresiona tanto su tamaño como su decoración.
• La cripta.

Ubicado muy próximo a los Jardines de Luxemburgo, su edificación es previa a la de monumentos como la Torre Eiffel. Un lugar que no puedes perderte si visitas París, tanto por la grandeza de su interior como por su arquitectura exterior.

El Barrio Latino:

Esta zona, una de las más concurridas y visitadas de la capital francesa, debe su nombre a la época medieval. En este momento sus habitantes eran estudiantes que hablaban en latín para comunicarse.

Un paseo por el Barrio Latino te brindará la perspectiva de los estudiantes, que tuvieron un gran peso sobre el devenir cotidiano de París. Tanto es así, que durante los siglos XIX y XX acogió movimientos estudiantiles de gran relevancia política. De hecho, fue uno de los puntos calientes de la revolución de Mayo del 68.

Después de transitar por la Plaza de Saint Michel, donde encontrarás una gran fuente con la imagen de San Miguel luchando con un dragón, entrarás en el entramado de calles y callejuelas que destilan encanto y que integran el Barrio Latino.

Con estos antecedentes y estas características, es difícil que te resistas a visitar este lugar emblemático de la capital francesa. No te vayas sin entrar en alguna librería de viejo, algún cine o alguna sala de concierto que este barrio acoge. Situado al sur de la Ile de la Citè, una de sus principales arterias es la Rue Huchette.

Además de la catedral de Notre Dame, no puedes perderte lugares como la Rue du Chat-qui-Peche, que mide apenas 1,80 metros de ancho y conserva buenos ejemplos de streetart. Otros enclaves que te dejarán un buen recuerdo son la iglesia de Saint Sulpice o el Jardín Botánico de París.

Montmartre

p>Ubicado en una colina de 20 metros de altura, Montmartre da el toque de encanto y personalidad a la capital francesa. También conocido como el “barrio de los pintores”, su entramado de pequeñas y empinadas callejuelas otorga magia a este enclave.

Montmartre fue una localidad independiente hasta 1860, momento en el que se transformó en el distrito XVIII de París.

Finalizado el siglo XIX cosechó muy mala fama debido a los burdeles y cabarés que proliferaron en él. Sin embargo, distintos artistas que lo consideraban un barrio encantador se trasladaron allí y lo transformaron en el genuino y maravilloso lugar que es en la actualidad.

Montmartre acoge dos zonas bien diferenciadas. Por un lado, te encontrarás con luces de neón que alumbran infinitos sex-shops y algún cabaré. Entre ellos destaca Moulin Rouge, cuyos espectáculos atraen a multitud de visitantes cada noche.

Tras subir una empinada escalera de 197 escalones, o bien utilizando el funicular, podrás descubrir el Montmartre más bohemio. Se trata de una de las zonas que merece la pena que visites por su hermosura. Aquí se alza la Plaza du Tertre, una de las áreas más agradables de Montmartre.

En ella podrás disfrutar de una cena mientras observas los cuadros de los pintores de la zona. Si lo deseas, puedes realizar una visita guiada por este barrio tan peculiar.

Palacio Nacional de los Inválidos

Se perfila como uno de los monumentos más importantes de París, que acoge el sepulcro de uno de los personajes más icónicos de la ciudad: Napoleón Bonaparte.

El grandioso complejo arquitectónico integrado por el Palacio Nacional de los Inválidos fue construido en el siglo XVII como vivienda de los soldados franceses retirados.

Durante el año 1647 comenzaron a llegar los primeros huéspedes de esta macro vivienda, llegando a superar los 4000 cuando finalizaba el siglo. Una anécdota curiosa: los soldados que habían otorgado servicio en el ejército durante más de 10 años podían retirarse, pero se dedicaban a culturizarse y a realizar algunos trabajos de arreglo de zapatos o de uniformes.

El Palacio Nacional de los Inválidos destaca por su imponencia e importancia, las cuales lo han convertido en uno de los enclaves más famosos de París. Así, podrás deleitarte con la riqueza artística y su imponente aspecto que está coronado por una cúpula dorada.

Es este un monumento que protagonizó una etapa relevante y significativa de la armada francesa y que acoge la sepultura de Napoleón. Ambos son motivos para considerarlo un punto clave de la capital.

Los Campos Elíseos: El paseo más elegante de París

París está atravesada por una arteria de gran belleza y que sobresale por su fama. Se trata de los Campos Elíseos, un lugar cuya historia comenzó en 1640 cuando se plantó una alineación de árboles que, más tarde, se convertirían en avenida. Su nombre se lo debe a la mitología griega y denomina un lugar similar al paraíso cristiano.

La avenida se estructura en dos partes bien diferenciadas. La primera comprende el área más baja de los Campos Elíseos. Esta se halla rodeada por jardines presididos por majestuosos edificios, como el Palacio del Descubrimiento, el Petit Palais y el Grand Palais.

La segunda zona, que es la parte alta, empieza en la Place de l’Etoile junto al excelente Arco del Triunfo y está integrada por restaurantes, tiendas de lujo, cines y algún que otro gran almacén.

Al finalizar la Avenida de los Campos Elíseos, en el lado contrario del Arco del Triunfo, se extienden la Avenida de la Armada y la Avenida Charles de Gaulle que conducen hasta el Gran Arco, ubicado en el moderno barrio de La Defensa.

Palacio de Versalles

Con su impresionante arquitectura unida a las más de 800 hectáreas de jardines, el Palacio de Versalles es capaz de sorprenderte aunando cultura e historia.

Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde hace más de 30 años, se trata de uno de los palacios más reconocidos a escala mundial. No solo se sitúa en un lugar turístico privilegiado por sus cuidados jardines y su imponente arquitectura, sino también porque forma parte de la historia de Francia.

Durante la visita, te será posible recorrer multitud de estancias de una gran riqueza artística entre las que vale la pena destacar la grandiosa capilla y los aposentos del rey y la reina, en cuyo interior observarás varios elementos decorativos.

Recuerda pasarte por la Galería de los Espejos, un enclave impresionante en el que a lo largo de 37 metros de longitud se levantan 375 espejos. Además, se trata de un lugar con un gran calado histórico, ya que tras finalizar la Primera Guerra Mundial aquí se rubricó el tratado de Versalles.

Île de la Cité

La Isla de la Ciudad es el núcleo de la capital y el lugar de la fundación de París. En este enclave se instauró alrededor del año 200 a.C. la tribu celta de los Parisii, quienes fundaron la ciudad de Lutecia.

Esta ciudad se expandió y en el año 506 se convirtió en la capital del reino y obtuvo el nombre de Cité.

¿Cuáles son los atractivos de la Cité? En ella se concentran algunas de las principales atracciones de la ciudad: la catedral de Notre Dame, la Sainte Chapelle o la Conciergerie.

Además de estos edificios históricos, ofrece calles y plazas de naturaleza acogedora, donde podrás pasear y encontrarte con hermosos lugares como el mercado de las flores de la Place Louis Lépine.

Ópera Garnier

Se perfila como un imponente edificio de estilo neobarroco del siglo XIX en el que se inspiró la obra El Fantasma de la Ópera.

Su diseño corrió a cargo del joven arquitecto Charles Garnier, quien se alzó con el premio del certamen que había convocado Napoleón III para crear un edificio nuevo dedicado a la ópera.

Antes de que finalizara su construcción, Napoleón decidió que era preciso construir una avenida que uniera la ópera con el Palacio de las Tullerías. Esta decisión tuvo como consecuencia la expropiación de sus casas de decenas de familias.

La Ópera de Garnier es una construcción cuya riqueza es capaz de transmitir la magnificencia que la acompañó en el pasado. Puedes optar por realizar la visita por libre o contratar una visita guiada. Te recomendamos que la visites con nosotros a través de Un Collage de Historias!

Basíl: El corazón sagrado de Montmartre

El cautivador barrio de Montmartre acoge la Basílica del Sagrado Corazón, uno de los lugares sagrados más importantes de París. Se halla situada en lo alto del barrio, en una colina de 130 metros de altura desde donde puedes contemplar unas vistas magníficas de la ciudad.

La basílica, obra de Paul Abadie, comenzó a construirse en 1875 y se completó en 1914. Su ventaja es que te ofrece la posibilidad de subir a la cúpula y contemplar la ciudad desde allí. Además, puedes hacer una visita a la cripta. De todos modos, te recomendamos que divises la ciudad desde otros lugares más interesantes como el Arco del Triunfo o la Torre Eiffel.

Para llegar a la Basílica, es necesario que cojas el funicular de Montmartre, transporte que comenzó a dar servicio en 1900.

Sainte-Chapelle

Esta joya de arquitectura gótica no te dejará indiferente, gracias a su construcción característica a base de vidrieras.

La iglesia, construida entre 1242 y 1248, se encuentra situada en la Ile de la Cité. Su cometido era albergar las reliquias de la Pasión de Cristo: la Corona de Espinas y un trozo de la Santa Cruz.

El santuario está integrado por dos plantas. A la capilla superior solo podían subir el rey y sus allegados, y fue el sitio donde se situaron las reliquias. Por su parte, la capilla inferior, mucho menos iluminada y más mesurada, estaba destinada al culto de los trabajadores de palacio.

Durante el período de la revolución francesa sufrió numerosos ataques, a pesar de los cuales las vidrieras permanecieron intactas, gracias a que las protegieron con grandes archivadores.

Aunque fue construida como un relicario, en la actualidad no conserva tales reliquias, sino que las que sobrevivieron a la revolución francesa fueron a parar al Tesoro de la Catedral de Notre Dame.

Esta joya de arquitectura gótica no te dejará indiferente, gracias a su construcción característica a base de vidrieras. La iglesia, construida entre 1242 y 1248, se encuentra situada en la Ile de la Cité.

Museo de Orsay

El Museo de Orsay está situado en una antigua estación de tren que se inauguró en el año 1900 con motivo de la Exposición Mundial de París.

Aunque desde finales de la Segunda Guerra Mundial este espacio permaneció en abandono hasta el punto de querer derruirlo, en 1977 se planteó la idea de transformarlo en un museo. Una iniciativa que comenzó su andadura en 1986.

El Museo Orsay acoge pinturas impresionistas y post-impresionistas, además de una enorme colección de esculturas, elementos arquitectónicos y artes decorativas.

En la planta superior se concentran las obras de mayor relevancia: obras de excelentes maestros como Renoir, Monet, Cézanne o Gauguin. Además, en ella podrás apreciar algunos elementos decorativos y una hermosa sala de fiestas decorada con todo lujo de detalles.

Este museo te resultará cómodo de visitar y sus exposiciones son muy completas. Todo ello envuelto en un ambiente especial, el que le otorga el antiguo edificio de la estación de trenes

Cómo llegar a París: Guía completa de transporte

La manera más común y por la que la mayoría de los viajeros optan para llegar a París es el avión. Gracias al auge de las compañías low cost, llegar a la capital francesa es, muchas veces, más barato que viajar por el interior de nuestro propio país.

Otras formas de llegar a París

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